Recién sacado del tueste en versión española como “Café con aroma de calabaza”, he sido de esas lectoras que se ha unido al boom de unas bonitas portadas sobre unas historias románticas en pequeños pueblos que se escriben bajo la firma de Laurie Gilmore. Por supuesto, como con todo desde hace unos meses, publico con retraso una reseña muy otoñal cuando estamos en pleno invierno. Pero, como ya os dije, voy a compartir de más para ponerme al día, y ¡espero que os guste!

En primer lugar, hablemos de lo que es el universo de Dream Harbor, una serie de cuatro libros hasta la fecha que narran la historia amorosa de diferentes personajes cuyo factor común en cada libro es que habitan en el pequeño pueblo conocido como Dream Harbor. Comienza con “Pumpkin Spife Café”, que es la reseña que voy a compartir en cuestión, y continúa con otros tres como “The Cinnamon Book Store”, “The Christmas Tree Farm”, y “The Strawberry Patch Pancake House”. Por lo que he leído en este primer tomo, la mayoría de esos títulos son lugares habituales a los que acuden los ciudadanos del pueblo en su día a día. Y, viendo las portadas, podría decirse que el aura que transmiten coincide más o menos con las diferentes estaciones del año, aunque no soy capaz de confirmarlo debido a que no he leído el resto. Sobre la autora, nos centraremos al final de la reseña.
“And despite every reason not to, it seemed natural, obvious even that he would lean forward and kiss her, like they’d done it a million times before.”
Ahora bien, ¡centrémonos en la novela! Esta primera parte se centra en dos personajes: Jeanie y Logan. Ella es una chica que vuelve al pueblo de su infancia tras vivir en la gran ciudad, ya que ha heredado la cafetería de toda la vida de su tía y ha vivido experiencias en su antigua vida de las que es mejor borrar todo recuerdo posible. No se sentía a gusto consigo misma, y quería empezar de nuevo del modo en el que se sintiese más liberada. Viendo su situación como una oportunidad para ello, decide intentar por todos los medios que el experimento, de ser la propietaria de una cafetería y de tener una nueva vida en un entorno en el que poder encajar, salga bien.

Sin embargo, se encontrará con todo tipo de sorpresas, algunas mejores que otras. Sin embargo, Logan es un chico que ha vivido en ese lugar siempre, y que, por causas duras de la vida, se ha convertido en el chico favorito del pueblo y el cual todo el mundo quiere proteger. Vive y trabaja junto a sus abuelos, en la granja que abastece a la población de Dream Harbor, y descubrirá que la vida puede sorprenderte para bien tras un encontronazo con la nueva incorporación al pueblo, el cual no le dejará indiferente y le ayudará a tener una nueva perspectiva de todo.
“Whether or not it had made her a whole new person, she wasn’t sure. But she did know that she’d made more friends this month than she had for the past seven years in her old life. She’d started reading again, she’d committed to more trivia nights -and she’d even signed up for Annie’s beginner baker’s class. She had a life”
Os aviso que existen más personajes que parecen adorables, como los abuelos de Logan, amistades de las que nos gustaría tener siempre cerca, ¡e incluso esos vecinos del pueblo metiches! No obstante, no os quiero hacer spoiler de lo que aparece en la historia, por lo que decir más puede hacer que algo se me escape. Pero, ciertamente, no se muestra tanto de ellos como me habría gustado para conocerlos. Mientras que el libro me ha resultado muy entretenido, con escenas graciosas de imaginar y otras más spicy, la historia en sí me ha parecido pobre. La química entre los personajes principales es palpable, lo cual no es fácil de conseguir siempre y es necesario aplaudir. Pero la narración se centra casi única y exclusivamente (repito, “casi”, que no es lo mismo que “solo”) en lo que cada uno siente por el otro. Cuando parece que vas a conocer más a otro personaje, o incluso más en profundidad el trasfondo de uno de los protagonistas, vas y te vuelves a topar con lo que cree que siente o no por el otro, y no hay más de ellos apenas.

Es cierto que me ha apetecido un café con aroma de calabaza cada vez que me ponía a leer, y, de hecho, me he tomado siempre que he podido uno de esos. Sí, he descubierto que venden cápsulas de ello, y estaban riquísimas. Menos mal, porque, aunque preparados por uno mismo seguramente estén más ricos, yo no tengo tal paciencia ni arte. En fin, a lo que iba. A pesar de los antojos que entraban, las descripciones del entorno y de la situación se perdían por los pensamientos exclusivos del uno en el otro. Y es una pena. En algunas escenas, se nos dan indicios de cómo son sus amigos y lo que puede estar por venir en los próximos libros, si no me equivoco. Sin embargo, no era indicio suficiente para poder decir que te enganchabas a las historias secundarias, las cuales parecían prometer mucho. Me ha resultado muy plano en cuanto al desarrollo, y con ese típico “plot twist”, que hace que parezca que no van a juntarse, mostrado de forma muy débil. No puedo decir que no me haya gustado, pues ya mismo iré a por los siguientes, pero me ha decepcionado un poco su descripción y desarrollo. Recomendaría leerlo con menos expectativas, y así seguro que no os sucederá lo mismo, pues malo no es para ser una novela romántica basada en un pequeño pueblo, pero tampoco es una historia ni unos diálogos reveladores. A pesar de tener frases bonitas y ñoñas, luego te da algunas como esa de “All you can do is the best you can do” (vamos, que muchas gracias por nada chica, “todo lo que puedo hacer es lo mejor que pueda hacerlo”, un consejo que llevaré por bandera a partir de ahora. Y sí, estoy siendo irónica).
“She could imagine how someone might worry that they were unlovable. It might have crossed her mind a time or two. The fact that her brave, strong aunt felt the same way made Jeanie think that maybe no one had things really figured out. And that was okay. Maybe she could be cheerful and dark, messy and competent, sunshine and rain, New Jeanie and Old Jeanie mixed together.”
Sobre la escritora, el primer dato curioso: su nombre artístico. Laurie Gilmore, ¿no os recuerda a Lorelai de las Chicas Gilmore? En efecto, una historia mundialmente famosa que sucede en un pequeño pueblo y de la que la mayoría de su audiencia se ha enamorado, yo incluida. Por la forma en la que he leído que habla de ello, no queda más que intuir que lo ha elegido por las Chicas Gilmore. ¿La verdad? Me resulta ideal como nombre de pila para una escritora que quiere centrarse en novelas románticas sobre gente de un pequeño pueblo. Sin embargo, esta escritora y madre estadounidense, también escribe como Melissa McTernan. Sin poder confirmaros si ese es su verdadero nombre o no, bajo esa firma se dedica a libros sobre romance fantástico o paranormal, aunque no he leído ninguno de esos tomos. Y vosotros, ¿qué pensáis de esta saga?
