Alas de Onyx, 🌪 de Rebecca Yarros (Onyx Storm).

Y por fin llega la reseña intentando evitar spoiler de Onyx Storm, el ecuador de la saga del Empíreo de Rebecca Yarros (recordamos que han dicho que serán solo cinco libros). Sin duda, la primera entrega de la serie fue, para mí, la mejor. Aunque, ciertamente, es una regla no escrita que suele cumplirse en la mayoría de casos. No obstante, esta tercera parte ha tenido críticas de todo tipo, a unos no les ha convencido y les ha parecido aburrido, y a otros les ha gustado mucho. Yo os adelanto que soy del segundo tipo. ¡Me ha encantado! Con todo mi amor y respeto a Alas de Hierro, el segundo, este me ha gustado más y me ha parecido más currado. Más transitorio, sí. Muy lento al principio, ya ves que sí. Pero no considero esos aspectos como algo malo en este caso. Es cierto que he tardado más en leerlo que los demás, pero se han juntado diversos factores externos a su lectura. Por suerte, esta vez la traducción diría que ha sido mejor que Alas de Hierro, o al menos no han usado tanto ese verbo que tan poco se usa en nuestra lengua como es “croar”. Nunca lo entenderé, y me sorprendió que no mucha gente se percatase de ello.

Volvemos a Basgiath, pero esta vez el toque de las clases y el objetivo de cada uno es diferente, aparte del rol de cada personaje principal debido a los cambios precedidos en la historia y los cargos correspondidos por las edades que tienen ahora. También nos adentramos en lugares que desconocíamos hasta ahora, ¡tanto que ni si quiera aparecen en el mapa! Esta parte, en la que se centra casi el segundo tercio del libro, me ha resultado de lo más enriquecedora, diferente, y currada, ya que cada lugar tenía una cultura distinta que nos ha sido explicada en mayor o menor grado. Sin embargo, hay muchos lectores que coinciden en que es una parte que sobra y aburre (yo no soy uno de ellos. Por muy transitoria que haya sido, me ha parecido nutritiva para la historia y creo que nos va a aportar mucho de ahora en adelante). Tendremos también más acción y batallas en el último tercio, una batalla descrita al detalle en la que te sientes parte de ella. ¡Y ojalá tener un dragón para ser una más! O unas dagas, lo que sea que me ayudase a participar.

En cuanto a los personajes se refiere, he de confesar que cuando empecé a leerlo tuve que investigar ciertas cosas de los libros anteriores, ya que se me habían olvidado algunos de los nombres de personajes secundarios. Y si nos centramos en los principales, vemos a una Violet más decidida y luchadora, más fuerte que nunca y con menos dramas. Bueno, drama sigue teniendo el mismo de siempre, pero lo lleva de una mejor forma o al menos no se centra tanto en ello en las explicaciones, creo yo. Por otro lado, Xaden pasa a un plano más alejado. Siguen con sus cosas, y el problemón de Xaden que ya sabemos por la segunda parte de la saga es de vital importancia. Sin embargo, he notado al personaje en sí algo más alejado, aunque si lo pensamos tendría sentido que así fuera por su estado mental de frialdad, por decirlo de algún modo. No obstante, un personaje que ha cobrado mayor importancia es Ridoc, ¡y me ha encantado! En alguna que otra escena he sufrido con él, me he emocionado y, por supuesto, me he reído. Sin duda, de mis favoritos por ahora. 

No podemos olvidarnos de nuestros dragones favoritos. Tairn y Sgaeyl siguen en su salsa tan maravillosa. Tairn mantiene su carácter que tan bien enlaza con el de Violet y nos hace sentir de todo y reírnos de vez en cuando. Mientras que Andarna… ¿cómo os lo explico sin haceros spoiler? Fue la sorpresa del segundo, Alas de Hierro, con ese descubrimiento final sobre ella que hacía plantearse muchas cosas hasta a la misma Yarros, que no sé cómo consigue fascinarnos con ello. Y su importancia continúa en este tomo. Tal ha sido su papel, que he acabado llamando a mi perra Andarna en más de una ocasión. Y no os creáis que no me he planteado cambiárselo, ya que le pega y todo. Pero estaba predestinada a llamarse Arwen, no tiene más (y le pega más). Eso sí, el imaginarme que es como una dragona y que su actitud mental sea como la de Andarna ha sido un hecho innegable, ya que también es bastante jovencita, como seis meses cumple ahora. ¡Pero no nos vayamos por las ramas de mi perra! Uf, qué raro ha sonado eso.

He de deciros que el final, en mi opinión, ha sido de los mejores. Más que nada porque me ha dejado con muchas, muchísimas preguntas que necesitan respuesta. Todo dudas. Un final que te deja con ganas de más y que te abre las puertas a todo un mundo lleno de posibilidades para el cuarto libro.

También he descubierto un dato nuevo sobre la autora y que me ha resultado de lo más interesante. ¿Os habíais fijado en que Violet siempre hace alusión a sus problemas físicos sobre romperse o que sus articulaciones quedan perjudicadas con facilidad? Pues resulta que no es que sea “débil”, sino que se trata de una enfermedad de la que, como no prestemos atención, no somos conscientes. ¿Le más curioso de todo? Que dicha afección, conocida como síndrome de Ehlers-Danlos, la comparte con su autora en la vida real. Se trata de un trastorno que produce una laxitud extrema en las articulaciones, y que, además, es hereditario. Y vosotros, ¿lo sabíais? He de confesar que, a pesar de lo fan que me he convertido y de que siempre me ha gustado investigar cosillas al respecto, en este caso no había llegado tan lejos. ¡Descubrí esto gracias al artículo de Chelo! Es un artículo enfocado en el marketing literario que se ha producido con esta saga y que ha revolucionado las ediciones especiales con cantos pintados que ahora están surgiendo a montones, entre otras cosas.-> https://chelolendinez.com/alas-de-sangre-y-el-marketing-literario/

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