Hoy os vengo a hablar de Ted Lasso, una serie que seguramente no os entre por el ojo de primeras, ya que parece ser una comedia sobre el fútbol británico, y no de las que son aptas para cualquier público. He de admitir, que pensaba exactamente igual antes de empezar a verla. Sin embargo, cuando mi hermano me la recomendó y me dijo que no era lo que parecía, me atreví. He de aclarar que él no es una de esas personas a las que le gusta cualquier cosa, y que hablara así de esta serie y me la recomendase a mí sabiendo lo que me gusta, pues hizo que creciera mi curiosidad. Tanto que toda mi familia ha acabado viéndola y alabándola. ¡Y cómo me alegro de que haya sido así! Ha habido momentos de muchas risas, de reflexión, e incluso de soltar alguna lagrimita. ¿Un dato curioso extra? La idea de su realización tuvo origen en unos anuncios que se hicieron en Estados Unidos para fomentar lo que ellos conocen como «soccer» varios años antes de la propuesta de serie y cuyo protagonista era un tal «Ted Lasso».
Por ello, como bien dice el propio Lasso: “Be curious, not judgemental”.
Se trata de una producción que se puede analizar provechosamente desde diferentes puntos de vista, y a ello me voy a aventurar sin haceros spoiler, ¡prometido!
Por un lado, y creo que el más general para que os pueda empezar a atraer, muestra grandes lecciones de vida. La primera palmadita que nos llega y que no se nos vuelve a olvidar aparece al final de los primeros episodios. Cuando todo el argumento aún se ve plano y se muestra desprecio o marca distancia hacia la figura del entrenador Lasso, es él mismo quien arropa con mimo a esas personas que no le apoyan. No es que no le importe lo que piensen de él, sino que lleva por bandera esas palabras de ser curioso antes que prejuicioso, por lo que siempre intenta que le conozcan y que sus propios compañeros y jugadores se conozcan a sí mismos antes que actuar contra ello. Se trata de una psicología positiva que ayuda a sacar el lado bueno de las cosas.
«Los cambios son necesarios, y hasta pueden ser buenos. Pero hay que aceptarlos con valor, hacer lo que haga falta para que aquellos que comparten nuestra vida también puedan crecer. Porque quizá es el modo de que pueda ser feliz».
En esta misma línea, podemos unir esos valores humanos desembocando en un buen liderazgo. Ser un jefe o un entrenador con el poder sobre su equipo no implica ser un líder. Un buen líder es aquel que se une a la causa, que se involucra como uno más del equipo, y que no solo guía, sino que también extrae lo mejor de cada miembro del conjunto para que sean una versión renovada y superada de cada persona. Se muestra como alguien accesible, honesto, escucha a todos, apoya a todos, bajo su cartel siempre presente en su puerta diciendo “Believe”, porque a veces todos necesitamos un poco de esperanza para darnos un empujoncito hacia el resto y hacia nosotros mismos. Es el equivalente en los negocios al que cuida de sus empleados como si fueran uno más de la familia, pues da importancia a todos y cada uno de los componentes del equipo. Algo destacable en cuanto al reflejo del mundo empresarial se refiere, es el perfil de mujer empoderada, siendo Rebecca la «jefa suprema» y dueña del equipo, y observando cómo Keeley evoluciona poco a poco hasta convertirse en dueña de su propio negocio, lo cual no suele ser retratado con tanta asiduidad ni en los tiempos feministas que vivimos, mucho menos en el mundo del deporte.
“Be a Goldfish”. Menciona también el valor de ser como un “pez dorado”, cosa que proviene de una leyenda China. Habla de asumir una derrota, intentar no regodearte en ella u olvidarla, y usarla más adelante para terminar consiguiendo una victoria en ese ámbito. Da importancia a la vulnerabilidad, abrazando el sentimiento que cada situación pueda generar, para luego aprender de ello y mejorar.
No obstante, también vemos el lado oscuro oculto de la realidad. Ese que afecta a quienes rodean y a nosotros mismos sin que nos demos cuenta. Y que, por mucho que intentemos ocultar bajo una apariencia de indiferencia hacia ello, puede terminar por una explosión de malestar. Un ataque de pánico que acaba por convertirse en ansiedad gradual. Resulta que incluso la persona que más se preocupa por los demás, y la que más parece disfrutar la felicidad, también puede ser la que más sufra. Es algo que nos cuesta asimilar, pero que a casi todos nos ha pasado al menos una vez. Instintivamente das tanto y te quedas con tan poco, que sin verlo ni quererlo creas una necesidad de estar en soledad y reevaluando lo malo. Y la falta de costumbre de ver lo negativo de nuestras vidas, se desencadena de manera repentina. Normalmente es detonado por un evento indeseado, no siempre de gravedad, si no como excusa para estallar. Y por ello es importante el autocuidado personal, no de forma independiente, si no acudiendo a alguien más cuando es necesario. Afortunadamente, otra lección que se aprende con la serie es la importancia y efecto que puede tener la ansiedad, y como llevar a cabo un cuidado personal para sobrellevarlo. Pero con este tema no os voy a aburrir más por hoy, pues tiempo más adelante habrá. ¡Y lo que quiero es que la serie podáis disfrutar!
«Toda desventaja tiene una ventaja» o «Toda elección es una oportunidad. Lo que elegimos es lo que nos hace como somos, no nuestras habilidades».
¡Ah! Casi se me olvida mencionar que, evidentemente, es una serie con la que se puede contrastar de manera divertida algunas diferencias entre americanos y británicos. El entrenador Ted Lasso y su compañero Beard no son los típicos estadounidenses ni el resto de personajes son el único ejemplo característico del Reino Unido, pero está claro que existen tópicos destacables entre las personalidades, sobre todo en cuanto a cultura, costumbres, ¡y funcionamiento de un juego de fútbol tan sumamente distinto! Considero que es una producción de gran utilidad no solo para aprendizaje personal, sino que puede ser una herramienta de educación a nivel clase cultural o de idioma extranjero en inglés ya que la diversidad de acentos en el habla es música para los oídos de un lingüista.
En conclusión, se trata de una serie llena de elementos de gran provecho para cualquiera, independientemente del gusto por el deporte futbolístico. ¿Y qué es lo mejor? Difícil elegir, pero sin duda su comportamiento acaba afectando a los demás de manera normalmente positiva y prosocial en diferentes ámbitos, provocando así un desencadenamiento lecciones de vida que se dan los unos a los otros y que no hacen más que enternecer los pensamientos y conductas de los espectadores. Me bajo el sombrero ante el conocido comediante Jason Suideikis, porque consigue que sea una serie para reflexionar y disfrutar, ¡y para reír mucho y llorar de vez en cuando!
Perfecta descripción de una serie muy recomendable.